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23/7/12

ERA CUESTIÓN DE TIEMPO


Era cuestión de tiempo.
Y pasó.
No es el momento de ensañarse pero sí de hacer una reflexión crítica. Serena pero urgente.
La muerte de Jairo, apenas un niño, apuñalado en un “botellón”, es una tragedia absolutamente previsible. Si pasas una y otra vez la mano por el fuego acabas quemándote.
Y reflexionas y aparecen los interrogantes.
¿Qué puedes esperar de una concentración de jóvenes, hombro con hombro, cuya única aspiración es ponerse ciegos de todo?
Pero por otra parte… ¿Qué alternativas de diversión ofrecemos a estos jóvenes?
La solución más fácil es facilitarles un recinto, una jaula, para que se desfoguen sin molestar.
¿Y qué hace un chaval de 16 años en la calle a las dos de la madrugada?
No sé si es el caso, pero esta sociedad está repleta de padres cesantes. Queremos a nuestros hijos pero a una distancia prudencial. Que los eduquen en los colegios. Mandan ellos y nosotros claudicamos por comodidad.
¿Y qué hacen con navajas?
Les estamos enseñando la ley de la jungla. Es más hombre el más fuerte y se es más hombre con un puñal en el bolsillo.
Padres y sociedad estamos permitiendo que haya niños, a menudo descerebrados y frecuentemente borrachos, cuyo único “leitmotiv” es una cresta, el depilado, el tatuaje y un piercing.
Muy libres pero vacíos y huecos. Aunque esto es lo de menos… mientras no incordien.


26/6/12

LOS MIL EURITOS


Tras mucho discurrir, o no tanto, he encontrado la solución a la crisis económica.
Y hablo en serio. Al menos una solución real que los poderes económicos y políticos no estarán dispuestos a tolerar.
No se trata de medidas incomprensibles sino que es bien simple.
Se trata de regalar a cada europeo mil euros, tal como lo oyen, contantes y sonantes. Y de seguir haciéndolo con los que vayan naciendo, nunca mejor dicho, con un pan bajo el brazo.
Y me replicarán ¿y de dónde se saca tanto dinero?
Muy fácil. Todos los países y unidades supranacionales monetarias tienen lo que se llama una “maquinita” de hacer dinero. Pues se enchufa, se presiona el "power" y santas pascuas. Se fabrica el dinero y punto.
Entonces, una familia cualquiera aprovecha ese dinero para arreglar el atasco que padece desde hace meses, y el desatascador manda su silla coja al carpintero para que resuelva su estabilidad, y el carpintero renueva la tele antediluviana que lleva semanas viendo como codificada, y el vendedor de televisores pone al día el alquiler de la tienda, y el casero cubre el descubierto del banco. Así todos, uno a uno, vamos pagando, cobrando y consumiendo. Lo malo, quizás, es que puede pasar que el banco invierta ese dinero en bonos basura o en engordar las pensiones de los directivos y quiebre ese círculo perfecto. Pero evitando esto, que para eso está el Banco de España jajaja, el asunto funciona.
Y así de fácil se reactiva la economía, se crea trabajo y las empresas empiezan a dar beneficios.
Y si no es suficiente, pues se habla con el de la "maquinita" y se estampan otros mil euritos, y así hasta que todos los mortales, no los cebados de la política y las finanzas, volvamos a lucir una sonrisa.
Pues para que vean que no es tan descabellado, esto mismo se hizo y se mantiene en Alaska, y es la región del mundo con menos delincuencia, mejor educación y sanidad, sin paro y con mayor satisfacción por habitante. A pesar del frío y del hielo.
¿Y no consiste en eso este invento de la política?
¿O nos tienen engañados?
Magia.

13/2/12

VIDA DE CHINOS


El escritor José Luis Sampedro declaró no hace mucho que el ser humano está siendo programado únicamente para producir y para consumir.
Alguien de la calle, que ni se parece al magnífico escritor y pensador barcelonés, me ha comentado que lleva una “vida de chinos” porque, mientras antes vivía, ahora sólo trabaja para malvivir.
Lo uno y lo otro me han hecho reflexionar, no por os aspectos raciales del comentario sino exclusivamente sobre los anímicos.
Y es que…
¿Han visto ustedes alguna vez a un chino riendo a carcajadas?
¿O sencillamente sonriendo?
¿No parece que están continuamente irritados?
¿Será lo uno por lo otro?
Según me cuentan la vida china infringe los postulados de Sampedro; viven para producir y producen para no morir. Es inaudito que, en pleno siglo XXI, haya tal desprecio por el género humano. Me da la impresión de que no hemos avanzado tanto en ese sentido desde las cavernas. Sociedades avanzadas que juegan con la única e irrepetible vida del ser humano para que otros más avispados sean los dueños exclusivos de las sonrisas.
La tendencia en España viene a ser esa, hacernos unos seres tan cómodos y tan vacíos como el sufrido pueblo chino. Por lo que me dicen quienes los frecuentan, cuasi vegetales.
Si hasta hace poco nos era suficiente con un trabajo mediano para obtener alguna sonrisa despistada, eso se ha acabado gracias al influjo asiático. No podemos competir, en términos económicos, con quienes trabajan a cambio de casi nada, de no morir, y la única imaginativa solución de los prebostes europeos es convertirnos por cojones al sistema de la tristeza; trabajar más a cambio de menos, mal vivir y sonreír lo indispensable. Ese es el real concepto de competitividad que estamos manejando.
Hay otra opción, menos dolorosa; cerrar la puerta a los productos chinos mientras dure la tristeza, la desoladora explotación que sufren por parte de una raza de oligarquía tan comunista como corrupta.
Casualmente son Alemania y Francia, los únicos dos países beneficiados en el intercambio comercial con China, los que además tienen línea directa con el crédito chino, los que nos imponen disimuladamente ese modelo.
La decisión está tomada y han preferido hacer de nosotros, aquí en España, seres explotados y tristes hasta que, probablemente, se nos oblicuen los ojos. No obstante, bien saben y temen los que manejan este invento, o esta traslación del peor medievo a pleno siglo XXI, que hasta los más pacientes chinos o europeos acabarán por recuperar sus sonrisas.