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20/10/08

LA RESURRECCIÓN DEL VINO

Sube el paro. En Jerez más que en ningún otro sitio. Llegaremos como poco a los 25.000 y los remedios deben producirse ahora y no cuando estemos ahorcados.
La propuesta de una ciudad turística y de servicios se resquebraja. Y era previsible. El turismo y los servicios debieran ser el añadido de alguna otra cosa. Si no, siempre estaremos a la merced de la volatilidad externa.
Tampoco es posible inventarnos un tejido industrial. Nadie nos quiere para montar sus empresas, salvo si son generosamente subvencionadas. Sólo nos usan para el vino, la risa y los langostinos. Sus razones tendrán.
¿Y qué hacemos entonces? ¿Resignarnos?
No se me ocurre otra fórmula que ser consecuentes con nuestra cultura. Apostar por nuestra tradición y sabiduría. Por el vino; sí, por el vino.
Se me ocurre reflotar la industria vinatera, como objetivo número uno, sin más puñetas. Tenemos una gran marca colectiva y los mejores productos. Sólo nos falta venderlos, habilidad, trabajo, imaginación y atrevimiento para resucitarlos. Constituir la “mesa del vino” –y no el vino de mesa-, dando cabida en ella a todos los sectores, echar en esta empresa el resto.
No hay otra alternativa para abandonar la cola de los torpes, salvo más de lo mismo.

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