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2/12/08

EL SEÑOR MORALES


Un bético muy bien informado, de los de fiar, muy considerado en la cúpula de Heliópolis, me comentó hace ya algunos meses que Nuchera jamás compraría el Xerez Deportivo. Y me lo refirió con una sonrisa socarrona y recelosa.
-Ése está tanteando, como siempre. Lleva toda la vida haciéndolo, a ver qué pilla.
Quizás por esta referencia, insisto muy de fiar, no me ha supuesto ninguna sorpresa la reciente espantada de Nuchera. Ser solvente es una cosa pero, ser serio, es otra bien distinta.
Pero más aún, la retirada de Nuchera ha sido para mí una doble satisfacción.
Primero, porque no quiero en Jerez a un alumno aventajado de Lopera, con la chequera en una mano y el santoral en la otra; lo único que nos faltaba. Y también, por otra parte, porque así Joaquín Morales está obligado a quedarse en el Xerez.
La inspiración de esta satisfacción doble se sustenta en un detalle que puede parecer poco solvente; nunca me gustaron los ojos del sevillano y sin embargo confío en la mirada del de Dos Hermanas. Las palabras mienten pero los ojos no; nunca falla.
Por otra parte, como xerecista de corazón, recomendaría a esos aficionados en horas alborotadas, a los de las pintadas, algaradas y amenazas, una cura de amnesia.
Joaquín Morales asumió un Xerez ruinoso, devastado por Oliveres y Silgados, ambos de mala mirada. Me permito recordar que estos dos presuntos golfos, casi no presuntos, llegaron aquí de la mano de algún político grandilocuente y con el único propósito de cambiar fútbol por favores y ganar publicidad gratis para enaltecer sus turbios negocios.
Cuando al señor Morales le iban sus negocios viento en popa, podía dedicar buena parte de su tiempo y recursos al Xerez, pero ahora, con el batacazo inmobiliario, es lógico y humano que quiera vender para ocuparse de su patrimonio. También porque todo cansa, más aún el desagradecimiento. Pero hay que comprender que no pueda vender al oportunista de turno, a cualquiera, ni de cualquier manera. Los candidatos que van desfilando quieren favores bajo cuerda, subvenciones municipales, trueques urbanísticos,… y no está el horno para bollos. Así que recogen velas y se marchan. Sin embargo, Morales sigue.
Yo pienso que no hay dirigente en el fútbol que no se mueva por algún recóndito interés personal pero, en el caso de Morales, de ser así, que no lo sé, ese momento pasó. Así que quiero pensar que lo único que le mueve ahora es su orgullo por sacar este club adelante, una llamada de amor propio. Y habría que agradecerle todo esto con un apoyo que nunca ha tenido. No olvidemos que otros, en esta misma tesitura, o viendo que no podrían llenar las sacas, desaparecieron y no han vuelto a dar señales de vida.
Y yo me pregunto ¿A qué vienen tantas voces pidiendo que venda? ¿Qué razones hay para el descontento, para las pintadas, para las amenazas,… con un equipo líder y al día? ¿Cuáles son los intereses políticos y periodísticos por quitar a Morales de la circulación?
¿Serán sus errores? No lo creo. Personalmente no me inspiran ninguna confianza los tipos perfectos, sencillamente porque no existen, sólo existen tipos imperfectos con dotes de mentiroso. Sólo pido, en fútbol y en política, gente de buena voluntad. O mejor, prefiero errores sinceros que golfadas disimuladas.
Quizás, a final de temporada, haya muchos gritones de ahora que se apunten a mi carro. Porque sospecho que el denostado Joaquín Morales, o alguien en su nombre, será el primer presidente que lleve a mi club y a mi ciudad a primera división. Entonces desaparecerán de repente los detractores y brotarán los amigos y los políticos advenedizos.
¡Ah! Y para los mal pensados. Ni siquiera conozco al señor Morales personalmente.

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