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2/12/08

LA MONEDA DE SEIS CARAS

Leo en la prensa una noticia alarmante.
Dice que sólo seis nombres, seis personas, seis caras, manejan las mayores partidas presupuestarias para la provincia de Cádiz. Se trata de Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz; Pilar Sánchez, primera edil de Jerez; Francisco González Cabaña, presidente de la Diputación Provincial; Diego Sales, rector de la Universidad de Cádiz; José de Mier, delegado especial para la Zona Franca; y Rafael Barra, presidente de la Autoridad Portuaria de Cádiz.
Y me rasco la barbilla. Esto quiere decir que seis personas manejan la friolera de 1.109 millones de euros y que, de sus presuntos buenos criterios, depende una buena tajada de nuestra felicidad. Pero más me rasco la barbilla cuando reparo en que sólo dos de ellos han sido legitimados con votos; ya saben, como se estila en democracia. Y si esto es así… ¿qué decreto divino ampara a los otros para que manejen nuestros cuartos y tomen decisiones cruciales para nuestras vidas?
Como soy tozudo, como una mula de las más tercas, desando la secuencia electoral para averiguar la soberana legitimidad de esos personajes. Y hay algo común en ellos; todos, directa o indirectamente, con mayor o menor disimulo, han sido designados por los aparatos de los partidos, a los que deben sumisión y quién sabe qué más. Y entonces aparecen nuevos y terroríficos descubrimientos, de los de vello como escarpias. ¡Pero si el presidente de la Diputación, casualmente, es el jefe en Cádiz del partido vitalicio en Andalucía! ¡Pero si nadie ha votado realmente a Martínez o Sánchez sino a garbanzos o lentejas! Este descubrimiento me sobrecoge y casi tumba mis muy sinceros principios democráticos. Casi tanto como cuando descubrí que la descuidada democracia puede legitimar que nos gobiernen dictadores camuflados o idiotas sin camuflar.
Porque son, al fin y a la postre, los aparatos de los partidos, el clan político, socialistas de "luisvuiton" y conservadores de "o sea", los que verdaderamente nos gobiernan. La sibilina transición de la democracia hasta la partitocracia.
Un amigo mío suele decir que la democracia se va perdiendo por el camino. Verdad como templo.
Y sigo leyendo la información de marras, más que nada por no ahogarme en la cenagosa espiral de las reflexiones. Y dice, además, que los mil y pico millones que se manejan desde Cádiz son notablemente inferiores a los que repercuten en la provincia por parte del Gobierno central y de la Junta de Andalucía. Nueva rascada de barbilla, más aplicada. O sea que, con lo que nos cuesta la descentralización política, también llamada “agencia de colocación de los amigotes, compañeros y camaradas”, ahora resulta que seguimos dependiendo de Sevilla y Madrid, de Chaves y ZP, o mejor, de Chaves y de quien sea porque el andaluz no se despega del sillón. Y ya me duele la barbilla. Porque concluyo que, en esta bendita democracia, nuestros cuartos son manejados por quienes nosotros no hemos elegido o por quienes están absolutamente alejados de nuestra realidad y necesidades.

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