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22/4/09

ESTE PAÍS DE MIERDA

A pesar de haber dejado pasar muchos minutos para reponerme de la ira inicial, sigo pensando que este país es una mierda. Así de claro y de rotundo. Mi patriotismo, el que me mamé y consolidé luego, ha caído fulminado bajo el devastador paso del enorme nido de tontos, golfos y oportunistas que ocupan nuestro suelo. No exagero nada. Casi me estoy pensando si pedir asilo político en otro país más desarrollado y honesto, caso de Burundi o Burkina Faso.
Mi irritación es de corte personal pero muy expresivo del panorama desolador, patético, vergonzante, que nos rodea.
Y contaré lo mío, sin rubor, para que puedan aplicarlo al paisaje. La empresa que alimentaba a mi familia decidió darnos patadas en el culo a 50 trabajadores, justo en el mismo día en que doce directivos se embolsaban 50 millones por barba en concepto de incentivos. Para colmo, este sistema necio me reclama una deuda de esa misma empresa con la Seguridad Social y, antes de preguntar, embarga mis cuentas e incluso lo intenta con mi casa. Para que se vea y se note ese socialismo justiciero con el que yo soñaba y reconvertido ahora en un clan de políticos burgueses, sectarios y estéticos.
Me viene a la memoria que, hace algún tiempo, Caballero Bonald manifestó su interés porque yo trabajara en su Fundación, un deseo que se amparaba en cuatro razones fundamentales: ser escritor, ser el único pariente sanguíneo que vive en Jerez, mi conocimiento profundo de su obra y también de su contexto vital y ser medianamente útil. La respuesta oficial fue rotunda; eso es nepotismo, para entendernos, enchufe. Y mientras, iban contratando un ejército de amigos inútiles, de parientes imposibles, de políticos amordazados, para ser ubicados frente a mesas vacías y con la única responsabilidad de vaciar cafés en el bar de la esquina. Pero es que yo no tengo carné.
Pero hay más datos. La bendita Caja de Ahorros donde tengo la hipoteca, una de esas que fueran bautizadas como Monte de Piedad para camuflar lo que eran y son, usureros y golfos dulcificados porque financian a políticos y partidos, habiendo bajado el precio del dinero y el puto Euribor, me ha subido el interés dos puntos. Y no hay nadie, absolutamente nadie en este país, que tome a las Cajas y Bancos de las bajuras, o de los huevos, y les hable de ética elemental. No, se les da dinero para que tapen sus agujeros disimuladamente y no trascienda que han fracasado los presuntos mecanismos de presunto control presuntamente estatal. Seguimos siendo la versión próspera y embustera del tercer mundo.
Pero hay más puñetas, diarias y domésticas. Mis hijas estudian en dos colegios distintos sin que ninguno de ellos se corresponda con el que nosotros deseamos y deparando un trastorno inaceptable a la hora de llevarlas y recogerlas. Han creado, pues, un sistema para que los falsificadores, los tramposos con medios, los mentirosos, tengan a sus hijos en el colegio deseado mientras los honrados son arrinconados en los arrabales escolares. Y todo por el capricho educativo de algún tonto de baba que, muy socialista él, defiende la enseñanza pública mientras tienes a sus hijos en colegios privados, preferentemente en el extranjero. Más le valdría a dicho memo y memos adláteres que se dejaran de Educación para la Ciudadanía y volcaran sus esfuerzos, si hay alguno, en simplemente educar; que se preocuparan de las alarmantes cifras de fracaso escolar, de la mala educación del alumnado, de la violencia en las escuelas, de reponer la autoridad en el profesor y de subvencionar bozales para muchos padres. Pero no. Como dijo alguien, “si les enseñas a mirar, verán lo que no deben”.
Entretanto, la respuesta nacional sonroja. Cada cual barre descaradamente para casa y degenera esta democracia de pacotilla en una partitocracia fundamentada en la devolución de favores. ZP, por ejemplo, agradece los servicios prestados a González Sinde en la farsa de la “ceja” con un ministerio y ésta traslada ese reconocimiento al cine de Almodóvar y demás amigotes. Vomitivo.
Y el corto de ZP sigue sin poner remedio a la crisis, sencillamente porque no sabe e insiste en rodearse de torpes muy afines. Mientras tanto, el extinto Aznar, que fuera un buen presidente del Gobierno hasta que alcanzó naturaleza celestial y empezó a diñarla, que mejor estaría callado por el bien de su partido y que es culpable consorte de la debacle inmobiliaria, insiste en que paguen los más débiles una crisis provocada y agravada por los poderosos. Menos cobertura social para el pobre limpio y más ayudas para el poderoso sucio.
Pero es que no se salva nadie. ¿Dónde está la voz del pueblo? ¿Dónde las quejas de los cuatro millones de parados? ¿Y las del millón y pico que ya no cobran una peseta? ¿Y los sindicatos? ¿No será que les importa un bledo la gente, sino conservar sus barrigas? Si estuviera el PP gobernando habría barricadas por las calles. Seguro.
¿Y vale la pena este pueblo conformista? Sólo los borregos o los masoquistas o los ignorantes pueden respaldar a políticos que, tras muchos años de confianza, a pesar de los millonarios fondos solidarios, sólo han logrado que España siga siendo el más lamentable rincón de Europa, que Andalucía sea el circo de España, y que Cádiz sea la más mísera versión de Andalucía.
¿Qué soy muy duro? Depende de para quien. Estoy seguro de que un parado, sin ingresos y con el suficiente criterio para adivinar que están insultando nuestra inteligencia, suscribirá todo lo que digo. Como también estoy seguro de que los colmados, los políticos que saben de la crisis por la prensa y demás seres “solidarios”, se sentirán ofendidos. Pues me alegro.

2 comentarios:

José Pedro Fernández dijo...

Lamentable, de verdad, un país desastroso.

Laura dijo...

Esto... se puede decir más alto, pero no más claro...
Me da pena, pero tienes TODA LA RAZÓN. Digo que me da pena porque me gustaría tener argumentos con los que rebatirte tantas afirmaciones, pero no, no los tengo. Esto es así.
Un abrazo.