Imagen cabecera

Imagen cabecera

6/12/07

EL PRIMATE COLORADO

Le llaman el gorila rojo. Lo de gorila salta a la vista; lo de rojo, por la indumentaria y, también, por su ideario socialista en su versión bananera y apulgarada.
Lo cierto es que la trayectoria política de Chavez, el orondo y deslenguado venezolano que me ocupa, tiene una similitud hitleriana. Ambos, Hitler y el gorila, accedieron al cargo a través de las urnas, y ambos lo hacen aupados por las desvergüenzas de sus predecesores.
Y yo me pregunto si es legítimo, o aceptable, o asumible, que un dictador acceda al poder a través de unas elecciones libres.
No lo creo. A la democracia sólo deben jugar los que aceptan las reglas del juego. Y aquí en España, también.
La irrupción política de este tosco “primate rojo” pudiera sugerir una dolencia mucho más preocupante; que los venezolanos, votando a un previsible dictador, hayan dejado de creer en la democracia. Así de fácil, así de grave, y así de aleccionador. Y es más, parece ser que éste es un fenómeno preocupantemente reiterativo en Sudamérica.
La escasa esencia democrática de Chavez se muestra a las claras en sus últimas actuaciones, quizás cegado tempranamente por una desmedida borrachera de poder. De ahí su berrinche cuando le mandan callar porque está interrumpiendo e insultando a mansalva. De ahí que intente zarandear la vida política española. De ahí que amenace todo aquello que sepa a español. Es el pútrido estilo de los iluminados dictadores de baja estofa.
Afortunadamente, el pueblo venezolano ha reaccionado en las urnas y ha dicho basta, reprobando que un dictador se legitime con la cosmética democrática, aunque se trate de un contratiempo eventual para estos totalitarios maquillados. Quizás han advertido que, mientras el muy graso y proletario “primate rojo” desmantela el sistema, empieza a haber colas para conseguir un poco de pan, leche y aceite.

No hay comentarios: