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23/2/08

RACISMO

He asistido a los entrenamientos de la Fórmula Uno. Ya saben ustedes, Hamilton y Alonso en pista. Además, en plena efervescencia de los presuntos insultos racistas que el piloto inglés recibiera en Montmeló. A mi juicio que todo esto está sobrepasando con creces el “castaño oscuro”, con perdón.
Y es que últimamente, con eso del talante, estamos de lo más sensibles.
Miren ustedes. Lo que yo vi en Cataluña, un grupo de tiznados que decía ser la familia de Hamilton, para mi gusto, tiene mucho más de coña marinera que de racismo. Que la FIA, casualmente comandada por un inglés, se horrorice y tome medidas antirracistas me produce casi hilaridad. Y más aún que nuestras autoridades se contagien del asunto. Y me explico.
Racismo es, por ejemplo, haber tenido sometidas a las colonias Indias y Pakistaníes, tratándolos como puros esclavos. También es racismo, y esto lo he visto yo en Londres, permitir carteles en las puertas de los bares que prohibían la entrada de perros y españoles, textualmente. O quizás es mayor racismo que los ingleses, en las proximidades de Gibraltar, esa colonia de puros ingleses de tortilla con papas, batas de “guatiné” y alpargatas a cuadros, en suelo español, existan clubes donde se prohíbe la entrada a españoles. En cuanto a energúmenos, basta con ver los comportamientos de las hinchadas británicas.
Yo he podido ver a Hamilton, de cerca, y les aseguro a ustedes que es negro. Puro negro. Como Nakajima es puro amarillento y Kovalainen puro blanco traslúcido. Como Melchor, Gaspar y Baltasar, qué puñetas. Como los hay barbudos a lo Fidel, orejudos a lo Carlos de Inglaterra y cabezones como Pacheco. Lo más natural.
Durante los entrenamientos, la grada se ha comportado exquisitamente, si me apuran sólo he detectado alguna provocación maleducada por parte de algún cateto llanito que olvida quienes son los que se tragarán el chapapote del “New Flame”.
Sólo un incidente reseñable. Se ha levantado un gitanillo, mil veces más negro que Hamilton, puro tizón, y ha gritado a los cuatro vientos.
-¡Aquí, yo soy el único que puede llamarle negro!
Habrá que detener a ese gitanillo y encarcelarle por racista.

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