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9/3/09

ESCUELAS PARA PADRES

Además de la crisis y del paraguas de la corrupción hay otros temas que preocupan, quizás no tan intensamente pero sí de una manera sostenida en el tiempo. Uno de ellos es el imperecedero asunto de la educación, la del colegio y la de fuera del colegio, la docente y la cívica, la cultura en general y la sabiduría para conocer que vivimos en sociedad.
Y no vamos por el buen camino.
Todos los eslabones educativos -administración, expertos, docentes, padres y alumnos-, paradójicamente al unísono, hacen lo imposible por esbozar una generación que, probablemente, llegue a ser la más inculta e incívica de las que se recuerdan. Algunos políticos se frotan las manos. ¿Catastrofista? Para nada. En todo caso los que me tachen de tal, seguramente, sean políticos astrales o culpables camuflados. Sin duda, los de a ras de tierra, los amueblados, estarán de acuerdo conmigo.
Verán.
Al sistema educativo lo único que le preocupa es salvar las cifras de fracaso escolar a base de indulgencias, mostrar una estética progresista a sabiendas de los retrocesos y cuidar la imagen seudoliberal penalizando las collejas.
A los expertos les ocupan otros temas vitales para la correcta educación de la muchachada como, por ejemplo, “los valores intrínsecos de la psicopedagogía en la colateralidad educacional y su pragmática en los escusados escolares”. O algo similar.
Por su parte, los profesores sólo piensan en solventar sus clases como corderos camino del matadero y demasiado tienen con procurar no salir desorejados tras la jornada lectiva. Y con razón, porque los que intentan ejercer de maestros y educadores son expedientados rápidamente o, en su defecto, agredidos.
Mientras, los alumnos van a su aire, coqueteando con los muchos derechos y rechazando las pocas obligaciones. Muchos de ellos están más ocupados del piercing y la cresta que de ser medianamente cultos y cívicos, o están abducidos por esa estética americana del culo al aire y la botellona bajo el brazo mientras pintan las paredes con “llanquis go jome” y beben cocacola.
¿Y los padres?
Ellos son, sin discusión, los grandes culpables del desaguisado y nadie les dedica jamás un renglón. Aquí no falla ese tópico “a tal padre, tal hijo”. Y me refiero y señalo a los que consienten a los hijos, a los que cesan en sus atribuciones, a los que se dejan pisotear, a los que ceden por comodidad, a los que se dedican a la germinación indiscriminada y no a la educación, a los que se enorgullecen de su “animalito”, a los que justifican las “animaladas”,… Los hay a patadas, tantos como energúmenos en las escuelas que, con los años, ya maduros, seguirán demandando la “sopa boba” y ya no habrá padres conseguidores. Entonces veremos.
Quizás caminamos por un camino equivocado y la gran solución al gran problema de la educación no esté en mejorar las escuelas de los hijos, que ni eso, ni en la nueva FEN, ni en otros onanismos, sino en instaurar escuelas para los padres.

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