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26/1/09

LAS DOS CRISIS

En España cohabitan dos visiones distintas de la crisis; por una parte, la de los que trabajan a sueldo fijo y, por otra, la de los que viven de los beneficios o están en el paro.
Los primeros, como no la notan, como siguen cobrando a fin de mes, piensan que la crisis es más psicológica que otra cosa y, mientras, se miran el ombligo. A juzgar por una mirada general de sus declaraciones, Zapatero y sus siglas parecen estar alineados con la tesis de los insolidarios. Aunque también he escuchado esa monserga a muchos correligionarios integristas y bien untados. Como si la miseria que empezamos a padecer pudiera combatirse mejor con un psicólogo que con cierta sabiduría política. Aunque no es de extrañar, si los políticos no saben cuánto cuesta un café o cuál es el salario mínimo… ¡cómo podemos esperar que sepan de nuestros problemas!
Entretanto, en el otro lado, abandonados de la mano de Dios, están los que malviven de sus negocios y los parados. En este bando, que es mi bando, estamos estupefactos con la inacción y el desprecio inadmisible a la inteligencia ciudadana de sus proclamas electoralistas, de sus datos manipulados, de sus permanentes contradicciones. Pero claro, como prometen cobertura social a los desempleados, se ganan adeptos de la sopa boba, olvidando que hay otros, más dignos, que no quieren subsidios sino sencillamente un empleo.
Y, mientras tanto, los sindicatos callados, cómodamente amordazados, haciendo un servicio político y traicionando a los trabajadores.
Sólo desde esta perspectiva manipulada puede explicarse que el PSOE siga manteniendo el tipo en las encuestas, desde el amancebamiento, desde el más puro borreguismo a quienes, no hace mucho, desde Sevilla y Madrid, prometieron el pleno empleo. Porque, si no sabían que venía la crisis, se delatan como francamente torpes y, si lo sabían, demuestran que son unos perfectos desvergonzados.

LA CALLE PORVERA

La gente es muy aficionada a confundir los argumentos para armarse de razones, jugar con las medias verdades a conveniencia, o situar los hechos en una nebulosa de verdades y mentiras de manera que sean irreconocibles. Esta manía, de innegable origen político y que diariamente sufrimos impávidos en nuestras carnes, no es otra cosa que una artimaña detestable con la que se pretende engañar a la opinión pública. Y lo consiguen.
En la polémica sobre los cambios llevados a cabo en la calle Porvera está ocurriendo esto. En un bando están los indios, los perjudicados por las reformas efectuadas por Movilidad, y del otro los vaqueros, los que han perpetrado los cambios, el Ayuntamiento jerezano. Los unos y los otros se empeñan en enmarañar el asunto para, los primeros, tapar que sus negocios han estado beneficiándose del aparcamiento en doble fila y, los segundos, para disimular los nefastos resultados que son consecuencia inevitable de la imprevisión.
Queramos o no queramos, la calle Porvera tenía los mismos carriles hábiles antes que ahora. Sólo se ha cambiado el uso de uno de ellos, el que antes ocupaban perennemente los que aparcaban en doble fila para la cañita y la tapa, para comprar en los comercios o para recoger a los niños del colegio, y que ahora se destina para evitar los inacabables rodeos de los autobuses públicos y acortar ostensiblemente los trayectos. Hasta este punto, desde el prisma de la más ortodoxa legalidad, los cambios se me antojan bastante razonables.
Pero claro, a veces, la aplicación de medidas acertadas puede tener consecuencias injustas. El Ayuntamiento de Jerez, o por extensión todas aquellas instancias oficiales que toman decisiones, están obligadas inexcusablemente a hacer una evaluación previa de los daños colaterales de sus actuaciones, aunque sean de inmaculada legitimidad, y a presentar junto al proyecto medidas que palien esos perjuicios.
El Ayuntamiento no lo ha hecho, o mejor, sólo ha hecho la primera parte de sus deberes, sin pensar en los comerciantes de la calle Porvera o sin ofrecer alternativas válidas a los padres que recogen a sus hijos del colegio.
Y entonces llega una retahíla de propuestas apresuradas e improvisaciones, cada día una distinta, parches a cualquier precio para salvaguardar la cara amable socialista. En eso, tienen buena escuela.
Pero es una lástima que por esa falta de previsión, o por ese empeño en no hacer las cosas bien hechas, una decisión legítima y razonable acabe por convertirse en una chapuza y en un conflicto de difícil solución.

PADRE CORAJE

El “Padre Coraje” se lanzó al césped de Chapín para pedir justicia y todos le comprendieron. Sólo hubo un amago inicial, o mejor inercial, de las fuerzas de seguridad para aplacar a ese padre desesperado, pero pronto desistieron. Nadie tiene legitimidad en este mundo para frenar a un padre desposeído. Así que Francisco Holgado se emplazó en el verde, con luz y taquígrafos, desplegó su pancarta y denunció la cojera de un sistema lisiado, tan “afuncionariado” como media España, tan enfrascado en formulismos que olvida su razón de existir; la justicia. Así que el “Padre Coraje”, por enésima vez, arropado por su equipo azulino, pudo sofocar con su voz ronca y cansada las termitas que le devoran por dentro. Quizás quede en ese padre una secuela obsesiva, o una rebeldía enfermiza, o una manía irrazonable, un anzuelo clavado y enquistado en las carnes, las mismas razones que, sin duda, llevan al padre de Mariluz a pelear para que los funcionarios chupatintas no desvirtúen ese sueño vendido y trucado de la justicia justa. Yo mismo desistí en mis estudios de derecho cuando descubrí que todo este sistema judicial, este carísimo entramado en el que la justicia se pierde entre montones de papeles apulgarados, sólo es una envoltura estética, sólo apariencia, un apaño. También, en mis años universitarios, presencié avergonzado cómo los partidos utilizan las clases de derecho, repletas de gente con sueños de bien, para que se desfogue su cantera de políticos. De hecho, el más torpe y vacío charlatán de mi clase, llegó a ministro. Pero ése es otro tema. Todos los padres y buena parte de los que no lo son, comprendemos a Francisco Holgado, porque somos capaces de transportar la esencia de su dolor a nuestra vida y a la de los que nos son íntimamente cercanos para que ese dolor inducido, una mínima parte del que siente el “Padre Coraje”, nos permita comprenderle, apoyarle y perdonarle sus irrupciones. La pérdida de un hijo, que sucediera en el transcurso de su juventud, que aún persistan oscuridades inexplicables en el caso, que los asesinos y sus sicarios se paseen y regodeen en sus narices, son razones más que suficientes para impedir que su herida cicatrice y brame por ese dolor implacable. Entretanto, mientras miro una y otra vez los ojos desesperanzados de "Padre Coraje", el llanto que no cesa, afloran las reflexiones. Y es muy inquietante que exista ese abismo entre la justicia legal, la que marca el hombre, y la justicia natural, la que emana del orden natural. Salvo en casos muy evidentes, los que están a huevo, la justicia corre el peligro de convertirse en una mísera lotería. Si es así, más vale que determinemos culpables e inocentes a cara o cruz, será igual de efectivo pero más barato.

MALENI

Se llama Maleni y es Ministra. Hay muchas teorías al respecto. Unos dicen que lo es porque querían foguearla para reemplazar a Chaves en la Junta, si algún día se marcha. Otros argumentan que se la quitaron de en medio para que cesaran sus hostigamientos a Cajasur, seguramente la única Caja que sigue al margen de los tejemanejes políticos.
Lo cierto es que es Ministra de Fomento, que yo nunca he conseguido comprender el parto de esa denominación. Y Maleni se hace notar. Mi duda está en si Maleni tiene una varita mágica para convertir todas sus actuaciones en escándalo o si tiene una vela negra para que se le tuerzan todas sus gestiones. O lo uno o lo otro. Lo cierto es que, de seguir así, será una digna titular del Palacio de San Telmo o, en su defecto, la mujer del tiempo en Canal Sur.
Sólo desde este prisma, presuponiendo que es la elegida para desgobernar Andalucía, puede explicarse que Zapatero, mejor “Remendón”, la rescate de todos los fangos en los que Maleni insiste en meterse; hundimientos de túneles, AVES, estación de Barcelona, caos por la nieve, inundaciones y demás. Si no, ya estaría Maleni con las maletas hechas en la estación de Atocha.
Y cuando no, siempre está el PP para echar una mano. Y la catalana Montse Nebrera, de lengua fácil, también merecedora de una fulminante patada en el envés, ha aparecido de la nada para desviar la atención de las reincidentes torpezas de Maleni. Como si lo hubieran planificado los mismos Rubalcaba y Pepiño Blanco. La diputada conservadora, con su comentario sobre el acento de chiste de Maleni, o sea andaluz, ha ayudado a que se desinfle la merecida presión en torno a la talentosa gestión de nuestra ministra.
Cristina Alberdi, ex ministra socialista y desencantada de este PSOE de tiritas, afirmaba hace unos días que los socialistas jamás desperdician estos deslices, que machacan una y otra vez con esos detalles hasta invertir la situación y transformar a los culpables en mártires. El PSOE puede haber cambiado mucho, pero sigue utilizando a la perfección los mismos trucajes políticos de antaño.

5/1/09

EL RINCÓN MALILLO

El otro día celebramos nuestra tertulia, la llamada el “Rincón Malillo”, en las Bodegas Real Tesoro, aprovechando la zambomba de la Cadena Ser y Localia y la habitual convocatoria de Eugenio Camacho. Durante la misma, al amparo de algunos vinos de Jerez, bastantes, los tertulianos, como todos los viernes, hicimos ímprobos esfuerzos por arreglar el mundo. Al final, apenas conseguimos cierto punto espirituoso y el descubrimiento de la volatilidad. Pero lo intentamos al menos.
Sinceramente, esa tertulia merece ser atendida por todos, los de a pie y los de chofer, porque en la discusión, a veces seria, otras socarrona y siempre imaginativa, aparecen elementos muy aprovechables. En todo caso, el sustrato de todos los tertulianos que participamos es de tan completa heterogeneidad que refleja con inusitada inexactitud el pulso callejero. Es más, no estaría de más que algunos consideraran la tertulia como una referencia suboficial del latido jerezano y, también, como un borrador de ideas perspicaces e insinuaciones remozables para adornar la gestión pública con alguna nota de imaginación. Falta hace.
De hecho, sorprendentemente, algunas ideas arrojadas por la tertulia, no sé si por casualidad, han sido declaradas casi inmediatamente como intención política, lo cual eleva el grado de utilidad de nuestras verborreas.
Es indudable que la legitimidad de nuestras opiniones a la hora de ser tenidas en cuenta no es demasiada, más cuando los políticos tienden a rodearse de una multitud de asesores cuyas remuneraciones no son proporcionales a su utilidad. Pero el “Rincón Malillo” es distinto. Porque no cobramos, sólo bebemos; porque no representamos a la sabiduría tecnócrata sino a la llana imaginación; porque no inventamos necesidades sino que las transcribimos desde los rincones más recónditos de la calle, ahí donde están las verdades; porque no basamos nuestras propuestas en la técnica sino en la creatividad que hace naufragar a todos los manuales; pero, sobre todas las cosas, porque surgen propuestas solapadas al margen del fundamentalismo feudal de las siglas políticas.
El “Rincón Malillo” es, definitivamente, un buen y necesario puente de lo que le falta en política, del cáncer que va corroyendo la credibilidad de nuestro sistema; el alejamiento de gobernantes y gobernados, el encierro de unos y otros en habitaciones distintas e incomunicadas, la gestión cuadriculada y carente de fantasía. Allí, en esta reunión, está representado el rumor de Jerez, un latido verídico, real, porque allí opinamos voces de todo tipo, que corresponden a los más variopintos especímenes de la fauna jerezana, gente de todos los bandos y de todos los palos, que vierten opiniones anguladas pero que, tras la oportuna criba, dejan sobre los micrófonos el grano semilimpio de la realidad jerezana.

QUERIDOS REYES MAGOS

Queridos Reyes Magos (y Magas):
He de reconocer que este año pasado no me he portado ni mejor ni peor que en los precedentes. Lo normal. Pero me reconforta saber que aún no llego a la graduación de hijoputa (o hijaputa), cualidad ésta que por aquí atraviesa una etapa esplendorosa. Así que dejo a sus reales criterios si me regalan carbón o los calzoncillos de todos los años. Para el caso, lo mismo.
Sin embargo, pediría a Sus Orientales Majestades alguna cosa para todos, más filántropa; se trata del regalo de la felicidad, la salud y el trabajo, o sea, resumiendo, dinero. Pero sé que no está el horno para bollos, que ya tienen ustedes en la tierra pajes (y pajas) muy bien asalariados (y asalariadas) que debieran resolver esos asuntos y no lo hacen. Para que lo sepan, ellos nos prometieron bienestar y pleno empleo y miren. Como prueba documental número uno, les adjunto foto de las colas del INEM.
Me permito también darles un consejo; el cese fulminante del (o la) director (o directora) de marketing de Sus Majestades, por inútil.
La competencia, Papa Noel (o Mama Noel), el regordete (o regordeta) de rojo, sigue ganando terreno. Las Navidades, como se descuiden, pasarán a llamarse Christmas. Cada vez hay más árboles en las casas y menos Belenes. Los cotillones han dejado de existir para ser sustituidos por “partys” con “botellonas”. Seguro que, ustedes mismos, en sus sacas, han cargado más Play Station que lápices de colores. Anden Sus Orientales Majestades con ojo porque, a este paso, pueden terminar los (o las) tres en el paro. Como casi todos (o todas).
Eso sí, a pesar de todo, aquí seguimos siendo profundamente antiamericanos. Bueno, aunque también decimos que somos mayoritariamente socialistas. Adjunto prueba documental número dos, foto de los modelitos de las socialistas ministras.
Y puestos a cesar, de camino, ¿pueden Sus Majestades darle el finiquito al letrista del “pero mira cómo beben los peces en el río”? Es un capricho.
Hablando de americanos (y americanas), díganle a Su Majestad Baltasar que las elecciones USA las ha ganado Obama. Se alegrará. Por fin hay un presidente negro, un rey negro y un Pepiño Blanco. ¿Que quién es? Es difícil de explicar. Adjunto foto del mencionado como prueba documental número tres.
Lo que sí pido a Sus Orientales Majestades encarecidamente es que dejen de perseguir estrellas o que cambien de camello (o camella) y se esfuercen en un más justo reparto del carbón, sin enchufes ni diplomacias. Ya sé que es un asunto laborioso, que están muy liados y todo eso, pero yo les propongo un truco para facilitar la tarea. Cogen Sus Majestades el periódico y llevan una generosa ración de carbón a todos los personajes (y personajas), miembros (y miembras) que aparezcan en ellos reiteradamente, junto a una nota que diga “Este carbón por mentirosos” (o mentirosas). Les adjunto vista general del Congreso de los Diputados y de la Junta de Andalucía como prueba número cuatro.
Puedo prometer que, si lo hacen, seguiré creyendo ciegamente en Sus Orientales Majestades.