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15/6/09

DE PRIMERA


Que el Xerez ascienda a la Primera División del fútbol español es un logro que rebasa lo meramente deportivo y, más aún, cuando lo hace por primera vez en su historia. La plenitud viene, además, cuando resulta vencedor en esa competencia vecinal con Cádiz, agria, verbalmente sangrienta y razonablemente irrazonable.
Jerez vive hoy momentos mágicos y quizás irrepetibles.
A las guapas siempre le salen novios y el Xerez no es una excepción. El novio más inverosímil no tardó en aparecer para apuntarse a la foto. Ha sido el Presidente de la Diputación, señor González Cabañas, antijerecista, antijerezano y gaíta fundamentalista, que viéndolas venir aceleró un convenio de colaboración que, aún sin ascenso, legítima y coherentemente correspondía a la ciudad. Lo cierto es que ha logrado una compuesta pose para salir en la foto sin que se le notara el fastidio, incluso rubricó el convenio como si fueran letras.
La Alcaldesa, Pilar Sánchez, ha demostrado siempre su xerecismo al mismo tiempo que una desafección con el presidente efectivo del club, Joaquín Morales. No dudo de su buena voluntad, que está fuera de duda, pero buscó compradores para la entidad a los que les faltaba el parche en el ojo. Primero o después, no lo recuerdo exactamente, trajo al señor Nuchera, un bético de la cuerda de Lopera que sólo buscaba titulares gratis y los consiguió, como ha reconocido ufano en sus círculos sevillanos. Otro de los milagreros de la Alcaldesa, debidamente tapado, fue el señor Fouto, expresidente del Mérida, que meses después ha sido condenado a una muy generosa ración de rejas. Estos ejemplos son suficientemente aleccionadores, entre otras cosas de que nuestra Alcaldesa debiera vigilar sus amistades.
Lo cierto es que el Xerez, desde que me alcanza la memoria, ha estado en manos de ciertos golfos y maleantes que vinieron de la mano del virrey jerezano, Pedro Pacheco, o ha tenido candidatos de cuestionable reputación como los que nos visitaron este año de la mano de nuestra Alcaldesa. Pero es que tampoco ha habido jerezanos con los suficientes redaños para mojarse obligando a una búsqueda en lo más hondo del cubo foráneo. Lo indiscutible es que ha tenido que ser Joaquín Morales, un señor de Dos Hermanas, con sus errores y aciertos, el que prometió dar la cara por el Xerez y la ha dado hasta el final. Los xerecistas debiéramos reconocer que, a pesar de insultado y amenazado, este señor ha cambiado nuestra historia. Creo que ha llegado el momento de las disculpas, una inacabable fila que vaya desde el Ayuntamiento a Chapín.
Bajo la batuta del señor Morales, a pecho descubierto o parapetado tras Carlos Osma o el de los “tiritos”, con una gestión deportiva brillante y adecuada a los tiempos de hambruna, trajo a quien tenía que traer, a Esteban Vigo, para que comandara un proyecto tardío pero ilusionante. El director comercial de una de las compañías más grandes del mundo, que sabe de esto un rato, me dijo en cierta ocasión. “Yo no quiero vendedores estrella sino gente ilusionada que reme en la misma dirección”. La ejecutoria de Esteban Vigo me ha recordado mucho la filosofía de este señor. Todos los jugadores, del primero al último, desde la cresta de Antoñito a la jerezanía de Pedro Ríos y Mendoza, desde la solvencia de Aythami al pundonor de Mario Bermejo, desde las sublimes curvas abdominales de Viqueira a la calvicie de Chema, todos ellos, han interpretado a la perfección este mensaje y han sido un equipo en vez de una banda. Ahí están los frutos.
También, en estos momentos mágicos, se me aparecen los recuerdos de quienes no están, de los que soñaban con este momento de gloria imposible, con una utopía inalcanzable. Por cercanía, recuerdo a mi padre cuando, destinado en los Estados Unidos, llamaba todos los domingos para interesarse por nosotros y, de paso, o más que nada, saber cómo había quedado el club de sus amores. Sería importante que todos los protagonistas de este ascenso fueran conscientes de la dimensión de estos reconocimientos póstumos, de la grandiosidad de su logro, de esta ilusión colectiva que llega hasta las estrellas. Sería de ley que los jerezanos fuéramos capaces de agradecerlo a base de afecto sin falsificaciones. Al señor Morales, el primero, y luego a toda la retahíla.
Ahora nos queda reir y soñar, y también la ejecución de la segunda parte del soniquete; hacer una ciudad de primera. Aquí se traspasan las responsabilidades del balón al bastón, de Chapín a Consistorio, porque sólo siendo una ciudad de primera conseguiremos consolidarnos en la categoría y que el equipo sea un digno reflejo de la ciudad. Es su turno, Alcaldesa.

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