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7/6/09

JORNADA DE REFLEXIÓN

Reflexionar sobre el voto es muy cansado. Más aquí en España.
Se trata de buscar un argumento que te arranque del sillón dominical y una fuerza moral que te empuje hacia la urna para decidir más bien poca cosa. Así que no es una experiencia apasionante.
Y más complicado aún cuando no sabes realmente qué votas y el muestrario de candidatos no invita al sacrificio. No obstante, y no como otros, respeto la jornada de reflexión y reflexiono.
Veamos las opciones.
He de reconocer que mi ideario básico se inspira en la izquierda, aunque sólo sea en el terreno de la teoría que nunca llega a cumplimentarse. Pero tampoco es importante hoy día. Las izquierdas gobiernan y se comportan como derechas y las derechas, de vez en cuando, se centran y llegan a parecer ante el elector lo que no son. Así que no haré caso a mis principios profundos y nada encasillados, para seguir un criterio personal, de confianza.
Es difícil confiar en los que te mienten a diario, en los que han convertido el diálogo en el arte del engañabobos y el insulto. Me refiero a todos los colores. Aún así, hago un esfuerzo por buscar en los mensajes brotes positivos, verdades, respuestas, reconocimientos y honestidad y sólo me suponen pesimismo, mentiras, incumplimientos, reproches y corrupción. Nada pues en este aspecto que me proporcione confianza.
Buscaré, como último recurso, en los beneficios personales que unos y otros me han deparado.
El PSOE es el primer descartado en mis divagaciones electorales. Por muchas razones. Desde que gobiernan esas siglas, por llamarlos de alguna manera respetuosa, mi vida ha cambiado sustancialmente. A ZP le debo mi ingreso en el paro, cobrar una miseria y que me sienta un perseguido como fumador, como hombre, como persona, como escritor, como contribuyente, como padre con hijos en edad escolar y como propietario. Gracias a su sagacidad política, mi vida se ha cargado de tensiones, e incluso de intolerancia; algo impensable y que no estoy dispuesto a perdonar. Mientras yo camino por esos fangos, la Pajín se pajea, el Zerolo se corre, Bibiana se fotografía, Pepiño depone, Rubalcaba conspira y ZP torpea y viaja en Falcon. La puntilla me vino con la designación como cabeza de lista del antes “guanche”, ahora Juan Fernando López Aguilar, antes con chanclas y ahora de Armani, compañero de carrera, probablemente el más lerdo de una clase de cuatrocientos pero que tenía la facilidad innata de hablar mucho sin decir nada. Así que están ustedes multilateralmente nominados.
El PP, por riguroso orden reflexivo, es la segunda opción que he tachado. Siendo la gran fuerza de la oposición y dedicándose por definición más a censurar que a construir, no tengo una razón poderosa para el descarte sino la suma de muchas sensaciones. Me parece una alternativa aburrida, plagada de tontuelos aventajados que juegan a ser figurones, un partido que aún no se ha planteado deshacerse de esos personajes ineludibles que no suman sino que restan votos y que siguen hospedando, si bien de mala gana, a la ultraderecha española, lo cual da opción a María Antonias, Sopenas (penas ambos) y otros cretinos, a servir a la muy leal causa del engañabobos, habiendo candidatos a patadas. En lo personal, la política de ZP me birló el trabajo en connivencia con un empresario, lógicamente del PP, que sigue ganando barriga en tiempos de crisis. Así que les recomiendo una profunda renovación y, mientras, aún sobreponiéndome al morbo de la Cospedal, están ustedes nominados.
IU será candidato de mi voto el día que deje ese onanismo encallecido, empiece a ser verdadera izquierda y dejen de ser la dama auxiliar del PSOE. Como esto no ocurrirá nunca, como además contienen ustedes en sus siglas a iguales radicales que los otros, con sus odios cronificados, me huelo que están ustedes eternamente nominados.
Sólo UPyD, el partido de Rosa Díez, me sugiere la honestidad, la congruencia y la razón suficientes para el abandono de mi holganza dominical. Pero he de reconocer que al pensar que mi voto, como otros tantos con criterio y razón, es tapado por el de un cretino o un amancebado, me desaparecen de nuevo las buenas intenciones. No obstante, no es poco que no estén ustedes nominados.
De modo que, a la vista del panorama, por más que reflexiono, mucho me temo que este domingo se desarrolle en estrecha proximidad con el sofá y la tele y en una recomendable lejanía de las urnas legitimadoras de desmanes.

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