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9/6/09

LECTURAS COMENTADAS

La finalización de unas elecciones, aparte de un descanso, es el tramo más divertido del insufrible proceso. Y si no, pasen y vean.
El señor Griñán, neopresidente de la Junta tras el virreinato, aplica los resultados a Andalucía mientras la señora o señorita Pajín acusa al PP de extrapolar dichos resultados a nivel nacional. Para arreglarlo, en Jerez, doña Pilar Sánchez nos dice que el PP tiene varias “varas de medir. Gracioso que ni en esto se pongan de acuerdo.
El señor González Cabañas, en su prescindible categoría de Presidente de la Diputación y tótem del PSOE gaditano, para protegerse el ombligo, nos dice que la pérdida de diez puntos respecto al PP es un gran éxito electoral. Que me lo explique. Luego acaba diciendo, y es que este señor no tiene arreglo, que han ganado a pesar de que todo el PP ha ido a votar y el PSOE no. (Enorme carcajada)
He escuchado decir públicamente a algunos, que me consta son engordados por el PSOE, que los resultados dan miedo por el triunfo de la “derechona” y, a renglón seguido, apostillar que el PSOE es el ganador indiscutible de estas elecciones. ¿En qué quedamos? A mí, particular y sinceramente, teniendo principios de izquierda, me da mucho más miedo la consolidación de esta “falsa izquierda” o “izquierdona”, reconvertida en clan político de intereses más que en cualquier otra cosa. Aparte de eso, lo de la “derechona“ me suena mal, a irrespetuoso, a manipulación para que se asocie al PP con déspotas del franquismo, a malas artes, a una carencia de estilo incuestionable en los modos socialistas. ¿Será una nueva concepción del talante?
Mi lectura de los resultados es algo más imparcial, al menos mientras no me pongan un sueldo como han hecho con otros “opinadores” públicos.
A nivel general, los resultados son preocupantes. Los altos índices de abstención podrían interpretarse como un pasotismo ciudadano respecto a las obras, modos y rostros de la clase política. Y esto es un asunto extremadamente peligroso, más de lo que creen. Prueba de lo dicho son los resultados de la ultraderecha en muchos países. Háganselo mirar, los unos y los otros, antes de que sea tarde y se carguen el invento. También, la abstención puede deberse a que los políticos no hayan vendido Europa en toda la campaña, ni una palabra, se han centrado en trajes y aviones, en un debate nauseabundo, el más maloliente de los que he vivido en democracia.
Respecto a este asunto, contestando a un antónimo pero buen amigo, he de decirle lo de siempre; los golfos no tienen siglas, por mucho que te empeñes por conveniencia. Si fuéramos íntegros y honestos, debiéramos condenar a todos los golfos, independientemente de las siglas, compañeros y oponentes políticos. Este sectarismo a la hora de calificar las golferías sólo demuestra que los políticos a la vista y los de la sombra no son ni lo uno ni lo otro.
A mi juicio, los resultados electorales hay que interpretarlos de manera más desapasionada. El PSOE ha perdido pero ha ganado y el PP ha ganado pero ha perdido. Con esto quiero decir que el desgaste del perdedor PSOE con la que está cayendo ha sido mínimo, y las ganancias del ganador PP, viviendo una crisis pésimamente gestionada, han sido pírricas. O lo que es lo mismo, el electorado en crisis, porque hay muchos españoles que ni la notan, ha castigado al PSOE mientras no muestra excesiva confianza en este PP. Otro asunto que ambos, si son consecuentes de puertas adentro, debieran estudiar.
Respecto a Jerez, creo que no se pueden traspasar estos resultados al panorama local. Las políticas locales son otra cosa bien distinta y las comparativas de los resultados de las elecciones así lo demuestran (véase Cádiz, señor González Cabañas, y no sólo vea las películas de final feliz). En efecto, no creo que ni uno sólo de los votantes de estas elecciones europeas haya visualizado la gestión de Pilar Sánchez o de María José García Pelayo a la hora de vaciarse en la urna.
Por último, es ineludible destacar los resultados del UPyD de Rosa Díez que, sin medios, como hormiguitas, con lo puesto, pueden acabar por consolidarse como protagonistas de la nueva política española. Principalmente, y esto es una percepción estrictamente personal, puede ocurrir así precisamente por presentarse como la única esperanza de cara a una regeneración política más que necesaria. También he escuchado hilarantes comparaciones de este Partido con aquella candidatura de Ruiz Mateos, que merece todo mi respeto, pero ese intento de minusvaloración, querido amigo Pepe, sólo es el resultado del miedo a la ruptura de la endogamia política y el perjuicio de sus más directos beneficiarios.
Y un apunte más, que no he querido publicar antes por si, como Pepiño Blanco, influía en el resultado de las elecciones americanas. Ahora sí es momento de decirlo. Yo fui amigo personal y compañero de carrera del candidato socialista, Juan Fernando López Aguilar, antes llamado “guanche”, en sus tiempos con chanclas y ahora de Armani. Conociéndole día a día durante cinco largos años, sabiendo de su vacua procacidad, de sus capacidades y de su única aspiración de notoriedad, dudo que tuviera en su mano la solución de uno sólo de los problemas que atraviesa la Unión Europea.

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