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12/2/10

IGUALES ANTE LA LEY

Las ideologías, izquierdas y derechas, han dejado de ser vehículos de convicciones para convertirse en maniobras oportunistas de abastecimiento para el clan dominante. En caso contrario, si fueran socialmente consecuentes con un ideario, ¿cómo iban a mantener y parapetar al incapaz que nos gobierna, un socialista que arropa a los poderosos culpables de la ruina que estamos padeciendo mientras desprecia a los que realmente la padecen?
Tal es su desprecio por la igualdad que ponen rostros a los delitos y establecen dos baremos para aplicar la justicia; una ley para los míos y otra para el resto. Si el encausado es de los míos esgrimen la presunción de inocencia, si no linchamiento. Si es un golfo de mis siglas se trata de una maniobra política, si es de otro signo es un corrupto. Si la sentencia les beneficia se jactan de su respeto a la justicia, en caso contrario inmolan al juez de marras. Y así vamos, dejándonos despojos de democracia por el camino, hasta dejarla en los mismos huesos.
Con Garzón, a pesar de su cercanía con el Altísimo, pasa tres cuartas de lo mismo. Ya debieran haberlo condenado llanamente por torpe, por cazar a Montesquieu con el Ministro de Justicia, por abandonar su cometido y dedicarse a zorro justiciero universal, por escandalosas dejaciones al servicio de la notoriedad y por algunas otras impericias de quien está sobre todas las cosas. Pero claro, siendo quien es, un divo endiosado pero colaborador activo de la causa, hay que sacar la cara por él y hacer un manifiesto nauseabundo, histriónico, esotérico y extorsivo, casualmente comandado y seguido por el agradecido apostolado de la izquierda. Y siento decir esto porque quiero sinceramente a alguno de ellos.
Si el señor Garzón se saltó la ley a la torera, a pesar de muy reputadas recomendaciones, para servir a intereses que no eran la justicia, hay que procesarle como a cualquier hijo de vecino. Si el señor Garzón archiva sospechosamente los autos contra un poderoso banquero justo días antes de que dicho magnate le entregue una generosa propina para sus cursos astrales en Nueva York, hay que procesarle, tal cual lo harían conmigo.
Y es que ya basta. Han generado nuevamente dos Españas, los suyos y los otros, pero no perpetren ahora la creación de dos justicias, la propia y la ajena.

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