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21/12/10

TDT

No hay español vivo que no conozca las siglas TDT, las que definen ese invento que nos permite ver más canales y con más calidad en nuestras casas. Hasta ahí perfecto. Pero muchos españoles se apresuraron a comprar su aparatejo o su pantalla plana para aprovechar esas ventajas y resulta que, ahora, no sirven. Nadie les informó al respecto. Al contrario que en toda Europa, los fabricantes y comerciantes españoles no tenían la obligación legal de informar a los consumidores. Es decir, hay quienes compraron su aparato por un potosí para que pronto quede obsoleto o vaya a parar al cubo de la basura.
Otro asunto peliagudo es el apagón analógico. Para entendernos, dejaron de emitir como siempre y nos obligaron a comprar sintonizadores nuevos; los famosos TDTs. Mientras en Europa están agotando hasta el final los plazos del apagón, aquí lo hicimos a la ligera. Queríamos ser los primeros en algo, además del déficit y el paro.
¿Y qué ha pasado?
Nuestro Ministerio de Industria, por rapidillo, la ha diñado y tendrá que reasignar las frecuencias. Esto, para entendernos, se traduce en que los millones de hogares que hicieron modificaciones en las antenas para ver la nueva televisión lo tendrán que hacer de nuevo. Y para que lo sepan ese error sin dimisiones y hábilmente silenciado –apenas una escueta nota escasamente difundida por los medios- costará a cada hogar entre 150 y 300 euros. Con la que está cayendo.
De modo que, si llega a su conocimiento este suceso, sería responsable y deseable que lo propagara para que los aún no desengañados comprobaran la tamaña inutilidad de los que nos gobiernan.

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